Tanto en la infancia como en la edad adulta, para que se de la regulación y gestión emocional debe existir conciencia y reconocimiento emocional que nos permita identificar la experiencia vivida.

Las emociones son necesarias y todas cumplen una función, no son ni buenas ni malas, sino neutras. Regular y gestionar nuestras emociones nos permitirá resolver los problemas diarios y en consecuencia nos sentiremos mejor.

El conocimiento y reconocimiento de las emociones, así como la aceptación y comprensión de las mismas y el permitir que sucedan y se manifiesten las emociones, suponen las bases de una buena regulación y gestión emocional.

La falta de regulación emocional es uno de los factores de riesgo principales que predispone para la autolesión ya que la persona buscaría el alivio emocional a través del daño a sí misma.

Las autolesiones se asocian a dificultades en las relaciones, pensamientos y emociones como la preocupación, ansiedad, tensión o enfado.